Monday, May 11, 2009

Vienna? After Sundown

This one will be in Spanish.. Why? Because Napo recommended so...

Viena, 1990. Una fría noche de invierno como cualquier otra.
Alexander Doile era un narcotraficante que había ganado bastante poder en los últimos 2 o 3 años. Entró a su oficina, un cuarto dentro de su apartamento que empezaba a ser un sitio lujoso; con el traía un sobre de manila que puso sobre su escritorio. Antes de sentarse se sirvió un trago y luego levantó el teléfono para llamar a su mas frecuente cliente. Hizo la llamada a un numero que pocas personas conocían y del otro lado de la linea no hubo respuesta, como siempre, así que Alexander colgó el teléfono y se sentó. Tomó un trago y enseguida el teléfono sonó, como era de esperarse; al levantar el auricular del otro lado de la linea una voz dijo "Que?", Alexander respondió "Tengo el paquete de este mes", a lo cual la voz respondió "Enseguida envío a Adolf por el" y colgó el teléfono. Alexander también colgó el teléfono y tomó otro trago mientras pensaba "Seguro, no es como que tenga cosas mas importantes que hacer" y luego habló en voz baja, quejándose "Me caías mejor antes, cuando eras tu quien trataba conmigo..."

Media hora mas tarde un par de hombres evidentemente armados, uno vestido de traje y sombrero, otro vestido con jeans y una camiseta negra, entraron de golpe en la oficina de Alexander Doile, quien los recibió asentando con la cabeza y diciendo "Caballeros, siempre es un placer tenerlos aquí". El nivel de sarcasmo en esa frase era suficiente para merecer un tiro en la cabeza, quizá eso quería Alexander, pero los hombres sabían lo que les esperaba si escogían dispararle al narcotraficante. Uno de ellos, el que iba de jeans, dijo de manera seca "Dónde está?", Alexander tomo el sobre y se lo alcanzó a quien preguntó. El hombre inmediatamente se dio vuelta y salió del cuarto, el otro dijo antes de salir "Tu dinero será depositado en el transcurso de la semana".
Cuando Alexander estuvo solo pensó "Gracias Alex, Te debo una Alex... Qué pasó contigo viejo?".

Una hora mas tarde en una parte muy distinta de la ciudad, los hombres que entraron en la oficina de Alexander Doile bajaron del auto que conducía y se acercaron a un galpón aparentemente desolado. De entre algunos containers apareció una mujer alta y esbelta, vestida con pantalones de cuero y una sudadera roja, cabello negro y largo que portaba una Desert Eagle en sus manos. El hombre de los jeans saltó del susto y exclamo "Demonios Vampyra, debes dejar de hacer eso!!" a lo que la mujer respondió con hostilidad "Te he dicho que no me llames así, mi nombre es Diana! Y si hay alguien que debe dejar de hacer algo pues eres tu el que debe dejar de cargarse en los pantalones cada vez que nos reunimos. Cuánto tiempo hace que trabajan para nosotros?". Nosotros, Diana siempre afirmo la existencia de alguien mas, pero ellos nunca habían visto a nadie mas, solo a ella. El otro hombre le ofreció el sobre diciendo "Casi 2 años Di; déjalo en paz, él hace bien su trabajo", ella tomó el sobre y después dijo "Tú haces bien tu trabajo Adolf, pero mientras no tengas gente competente trabajando para tí, sólo te encargarás de recoger paquetes". Luego abrió el sobre exponiendo su contenido a la luz de una lámpara cercana.

Lo que estaba dentro del sobre eran fotos que mostraban a un hombre elegante, vestido con estilo en un traje muy fino. Primero, habían unas donde se veía que estaba en un café con una chica. Luego, unas caminando con la chica por la ciudad. Luego habían unas que mostraban un cuarto a través de una ventana, la cortina a veces interfería con la fotografía pero no hacia falta ser genio para saber que la pareja tenia sexo, de ese sexo que sólo se ve en películas snuff. Luego de pasar algunas fotos del acto, que parecía excitar a Diana, había una donde el hombre se mostraba triste y tocando una guitarra en el borde de una cama, aún desnudo y con su pareja muerta, o inconsciente, detrás de el.
Diana se detuvo en esa foto en particular, esa foto donde el hermoso rostro de aquel elegante hombre se podía ver con claridad. Entonces, la voz del asustadizo hombre en jeans rompió el silencio y dijo "No lo entiendo!". Diana respondió con incredulidad en la voz "Qué?!". No es que no entendiera lo que el hombre quiso decir, es que no podía creer lo que había escuchado; y el hombre siguió hablando "No entiendo por que ponen a un papparazzi a fotografiar a un marica en Barcelona! Y que clase de nombre es Alejandro de la Torre?!"

En ese momento, el hombre sintió miedo como nunca antes lo había sentido pues se dio cuenta, en ese instante, que Diana no estaba sola. Un hombre alto y atlético, con el cabello negro a la altura de los hombros, patillas muy frondosas, con colmillos y ojos como los de un perro estuvo junto a ella todo este tiempo. Y este hombre se abalanzó sobre él con una velocidad sobrenatural, lo tomó por el cuello con una mano y lo arrecostó de golpe contra un container cercano. Adolf trató de dispararle a quien asaltó a su asociado; pero antes de que pudiera apuntar, Diana tenía su pistola apuntando su cabeza diciendo "Si crees que esa es la mejor opción, adelante". Con el rabillo del ojo Adolf vio la brillante pistola de Diana, luego volvió su mirada a su compañero y el hombre que lo había asaltado. Estaba vestido de jeans y una chaqueta de cuero negro.
Adolf estaba sorprendido, todo este tiempo ese hombre estuvo allí, pero por alguna razón que no lograba entender, el y su compañero lo obviaron por completo; y ahora la vida de su compañero, y probablemente la suya, colgaban de un hilo. Así que lentamente y con cuidado enfundó su arma.

El compañero de Adolf soltó un gemido, las uñas de su asaltante presionaban fuertemente su traquea. Trato de hablar pero lo único que logró sacar fue otro gemido, lo que parecía deleitar a su asaltante, quien colocó su cabeza muy cerca del cuello de su presa. Una presa, eso era el compañero de Adolf, una presa en manos de alguien que pertenece a la especie de depredadores supremos; y este depredador se detuvo un momento allí para escuchar el corazón de su presa.... Latía sumamente rápido. Luego habló con una voz relajada pero que al mismo tiempo dejaba oír una gran ira que podía ser desatada en cualquier momento:
"Ese marica es la única persona que ha sido mas astuta que yo y por ende YO digo que se merece el respeto de todas las criaturas con inteligencia suficiente como para ser capaces de demostrarlo". en ese momento las uñas del depredador empezaron a crecer y se enterraron en el cuello de su presa creando 5 profundos agujeros por donde empezó a brotar un caudal de sangre. Cuando el compañero de Adolf calló al suelo, éste se desangraba y luchaba por respirar.
El depredador limpió sus dedos con su lengua, luego en la ropa de su derrotada presa y por ultimo se volvió hacia Adolf mientras se ponía unas gafas oscuras "Espero que tu próximo compañero no sea tan bocón. Diana, nos vamos". En ese momento Diana guardó su arma y empezó a caminar mientras decía "Mi señor me llama, estaremos en contacto" y ambos desaparecieron en la noche.

En ese momento, dentro de una limusina en Turin, Italia, la cinta de vídeo que mostraba los eventos que ocurrieron en ese aparentemente desolado galpón se detuvo y una chica asiática vestida de traje apagó el televisor que ella y un caballero, también de traje, veían mientras éste se arreglaba el nudo de su corbata. Hubo un silencio prolongado y finalmente el caballero dijo con cierta desilusión en su voz "Marko, Marko, tienes que aprender a dejar atrás el pasado. Estas rabietas te van a matar...".
Después de otro silencio la chica habló con una voz muy hermosa "Hemos llegado señor", a lo cual el hombre respondió "Sabes por que te escogí Ryoko? En 500 años de vida no he escuchado a nadie con una voz mas hermosa que la tuya"; "Me alaga señor" fue la respuesta de Ryoko.
Al bajarse del auto el caballero se dirigió a un hombre gordo quien lo esperaba en la puerta de su casa diciendo "Don Luca?"
El hombre gordo, después de ojear a su invitado respondió, "Sí? Supongo que usted es quien me sacará del país..."
"En efecto, sí. Un favor para la Singorina Giovanni, no se preocupe por el dinero" respondió.
"Bien, pase por acá..." dijo Don Luca abriendo la puerta de su casa "... cuál dijo que era su nombre?"
Con una sonrisa, revelando sus colmillos, el caballero se volteó y respondió "Andrea Di Montisello, para servirle"